sábado, 23 de octubre de 2010

PROGRAMA 15 de octubre de 2010

Y continuamos hablando de comics, y como en la sección de Más cine por favor, comentaremos “El Gran Vázquez”, nos ha parecido oportuno recordar un poco de la historia de la Editorial Española Bruguera.

Editorial que para muchos de nosotros ha sido mucho más que eso.

Muchos de los lectores actuales, somos precisamente, eso, lectores gracias a este sello que nos incitó a leer comics, novelas de bolsillo.

Una firma, que en su momento aporto mucho a las letras de nuestra generación y de nuestro país.

La editorial española fue creada en el año 1910 como El Gato Negro y desaparecida en 1986, especializada en colecciones de libros de bolsillo, literatura juvenil, historietas. En 2006 fue relanzada como sello editorial dentro del Grupo ZETA.

A pesar de su disolución en 1986 y posterior relanzamiento en España, la única sede que ha mantenido su fondo de literatura -principalmente Western- vigente y en circulación es Bruguera Mexicana S.A. de C.V., editando y produciendo títulos que se comercializan en México, América Latina y los E.U.A.

Juan Bruguera Teixidor fundó en 1910 la editorial El Gato Negro, que se especializó en novelas por entregas, libros de chistes y biografías populares. Siguiendo el ejemplo de la clásica revista de historietas TBO, aparecida sólo cuatro años antes, en 1917, Bruguera creó en junio de 1921 el semanario Pulgarcito, revista subtitulada "Periódico infantil de cuentos, historietas, aventuras y entretenimientos". Su gran éxito hizo prosperar la editorial y en 1939 sus hijos Pantaleón y Francisco Bruguera decidieron cambiar el nombre a la empresa y darle el apellido familiar.

Desde 1947, el semanario Pulgarcito se publicó regularmente y la editorial aumentó sus beneficios editando otras revistas de cómic de humor como El DDT, Tío Vivo o Din Dan, colecciones de novelas de consumo popular (en las que editó a autores paradigmáticos de la novela rosa como Corín Tellado o de la novela del oeste como Marcial Lafuente Estefanía), Bolsilibros dónde destacaron Silver Kane, Curtis Garland, A. Thorkent y otros, y cuadernillos de historietas de aventuras como El Cachorro o El Capitán Trueno. Con el tiempo, la empresa familiar se transformó en una auténtica multinacional de la edición, implantándose en varios países de Hispanoamérica. Sin embargo, entró en crisis en los años ochenta y en 1986 desapareció tras su adquisición por el Grupo ZETA, quien la transformó en Ediciones B. Tras este proceso, la única filial que se mantuvo fue Editorial Bruguera Mexicana S.A. de C.V. que hasta la fecha circula su fondo en el mercado latinoamericano y estadounidense.

Veinte años después, en 2006, volvió a relanzarse como un pequeño sello editorial dentro de dicho grupo. La nueva etapa comenzó con la dirección de Ana María Moix, la publicación de novedades literarias inéditas en español y la creación del Premio de Novela Editorial Bruguera. A pesar de incorporar de nuevo la mítica figura, ahora más estilizada, del Gato Negro en el logotipo no parece que hasta el momento haya intención de recuperar su fondo editorial descatalogado, ya sea literario o tebeístico.

Bruguera fue la mayor editora de cómics de España en los años sesenta y setenta y el negocio de los tebeos se fue adaptando a las necesidades del mercado: si a fines de los cuarenta y principios de los cincuenta se publicaban revistas de bajo coste con pocas páginas, al mejorar las condiciones económicas aumentó el número de páginas, mejoró el papel y se incorporó el color. Desde los sesenta se incrementó el abanico de publicaciones y de personajes que reflejaron los cambios de la época y empezaron a editarse álbumes de los personajes más populares. La editorial poseía imprenta propia y una articulada red de distribución, por lo que eclipsó a la competencia.

Las publicaciones de Bruguera no eran de gran calidad material, si se comparan por ejemplo con los álbumes editados por esos mismos años en Francia. Les cabe sin embargo el mérito de haber divulgado la literatura popular entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad, siendo escasa la retribución que daba a sus dibujantes y guionistas, desfavorecidos además por contratos humillantes y leoninos que usurpaban la propiedad intelectual de sus creaciones e imponían frenéticos ritmos de trabajo en menosprecio de la calidad general resultante, de forma que era norma habitual que entre la editorial y sus trabajadores hubiese pleitos costosos e interminables.

En el campo de la historieta, el papel desempeñado por la editorial Bruguera en la posguerra española fue fundamental. Aunque tienen un lugar destacado en la historia del cómic español los cuadernos de aventuras editados por Bruguera, como El Cachorro, de Juan García Iranzo, o El Capitán Trueno, de Víctor Mora y Ambrós, los mayores esfuerzos de sus dibujantes se centraron en los semanarios humorísticos, entre los que destacan Pulgarcito, Tío Vivo y El DDT. En estas publicaciones colaboraron grandes autores de la historieta española como Peñarroya, Escobar, Vázquez, Ibáñez, Jan o Raf, entre muchos otros. Los autores cómicos de Bruguera lograron configurar un estilo fácilmente reconocible, a medio camino entre el entretenimiento infantil y el costumbrismo satírico. Terenci Moix acuñó la expresión "escuela Bruguera" para referirse a la producción de historieta humorística de la editorial.

Decíamos al comenzar el programa, que recuperabamos el comic y así es, hablamos de Jabato

Con el mismo tesón que empleaba en sus épicas batallas contra el Imperio Romano, Jabato, uno de los héroes infantiles de los españoles que hoy tienen entre 45 y 70 años, se resiste a desaparecer y ha renacido de sus propias cenizas. El que para muchos fue un sucedáneo del Capitán Trueno -ambos hijos de Víctor Mora-, ha sobrepasado ya el medio siglo de vida, pero su legado sigue presente y con fuerza, hasta el punto de que hay quien lo reivindica, incluso, por encima de su hermano mayor.

«Defendía unos valores que han calado en toda una generación», afirma Joaquim Noguero, comisario de una exposición que el centro El Coll la Bruguera de Barcelona dedica a los 50 años del personaje. «Javier Marías y Fernando Savater, por ejemplo, siempre han dicho que muchos de los grandes valores morales los aprendieron con Jabato», añade. Unos principios que eran, según Víctor Pallás, de la Fundación Víctor Mora, el de la justicia y la defensa de la verdad. Ramón Coll, experto y coleccionista de tebeos, cree que Jabato ha pasado de ser una obra secundaria, vista por muchos aficionados como el pariente pobre o la segunda parte del Capitán Trueno, a adquirir con los años un gran valor artístico y sociológico.

Porque, como añade Noguero, en sus historietas había un punto revolucionario. «No aplicaba el ojo por ojo (aunque los malos siempre acababan muriendo) y siempre necesitaba de otros, de una colectividad, para salir de los apuros», apunta. «Y además colaba frases del mayo del 68: Liberémonos de un dictador», dice. Por ello, Noguero destaca la facilidad que tuvo para burlar la censura, que veía Jabato como una serie de «aventuras inocente», cuando no lo era en absoluto, ya que contenía una fuerte «carga ideológica» en todo lo que se refiere al «enfrentamiento al poder y la tiranía del imperio».

Coll cree que Jabato es muy actual, no como El Guerrero del Antifaz. Su influencia se nota en la creación de situaciones, dice. «Es muy cinematográfico», afirma, y pone de ejemplo secuencias de 'Gladiator' en el Coliseo.

«Cuando 'Gladiator', en la batalla en el coso romano, dice 'si podemos sobrevivir, es juntos', ese es un mensaje muy del Jabato», mantiene. Hace 50 años, Rusell Crowe ni siquiera había nacido, pero las bases del general al servicio del César que encarnaría y por el que obtendría un Oscar ya estaban plasmadas en un tebeo. «Su gran legado es el humanismo que tiene el personaje», dice Coll. «No se mueve por la venganza, a diferencia de sus contemporáneos», añade. Y lo argumenta: «Hay un dato irrefutable, las niñas no leían ni El Guerrero del Antifaz ni el Pequeño Luchador, solo leían el Capitán Trueno y Jabato, por su humanismo. El amado de Claudia y fiel amigo de Fideo y Taurus «pertenece a la memoria sentimental de los Alex de la Iglesia y los Santiago Segura», dice Noguero, que encuentra al Jabato más progresista que muchos mangas actuales, que «siguen la consigna de si es malo para la sociedad, le pego un tiro y ya está».

Eso sí, cree que hoy el personaje se interpretaría, a ojos de un adolescente actual, como algo «naïf», porque «se vería como que quiere dar lecciones de moral». «Costaría que llegara a los jóvenes, que piden tramas más complejas», remata. A la mirada de hoy en día, chocan a las vista también los anacronismos. Hay muchos. Por ejemplo, Jabato era un íbero cristiano, en la Roma de Nerón. «Las tres cosas no son posibles a la vez, pero era una enciclopedia abierta», dice Francesc Franco, coleccionista de cómics, que opina que a él le daban igual estas incompatibilidades históricas. «Aprendí más con los tebeos que con los libros de la época».

Hay dos acontecimientos que tienen en ascuas a los fans de los héroes de Bruguera. Por un lado, los lanzamientos editoriales y por otro los cinematográficos. En los últimos dos años han sacado dos álbumes y se espera que para el año que viene pueda salir un tercer volumen (Ediciones B) con nuevas aventuras. Planeta además está editando Jabato color. El otro acontecimiento también se pospone para 2011 y es el estreno de la película 'Capitán Trueno'. «Si esto fuera América, con los parámetros mentales con que Spielberg hizo 'Indiana Jones', podría hacerse 'Jabato' y sería todo un éxito», señala Joaquim Noguero. «Porque Indiana es eso, un homenaje al cómic de los años treinta americanos, igual que el Jabato».

LOS CREADORES DE EL JABATO : Francísco Darnís Vicente (dibujos) / Víctor Mora Pujadas (guiones)

Francísco Darnís Vicente (Barcelona, 12 de enero de 1910 - 8 de marzo de 1966), fue un popular dibujante de cómics español, reconocido sobre todo por ser el co-creador en 1958 de la serie El Jabato, junto al guionista Víctor Mora. En ocasiones utilizaría para firmar sus trabajos pseudónimos generalmente derivados de su nombre real como fueron Darnix, Franc Darnís y Darnís.

Trabajó primero como afinador de pianos y después como ebanista, hasta que un aparatoso accidente lo mantuvo inactivo, momento este en el que comenzó a dibujar. Perfeccionó su estilo bajo la guía de José Segrelles, aunque a decir verdad su formación fue prácticamente autodidacta. Admirador declarado de Alex Raymond, la marcada influencia de este artista norteamericano puede percibirse claramente en la mayoría de sus obras.

Su carrera se inició en en 1928 en la revista "Rin Tin Tin" con Nuevas aventuras de Corazón Leal. Tras este vendrían un sinfín de trabajos en infinidad de colecciones ("Hazañas Del Oeste", "La Risa Infantil", "El Coyote", "El Campeón", "Hazáñas Bélicas", ...) y diversas editoriales (Marco, Toray, Bruguera,...), alternando con notable habilidad el tebeo de corte realista con el humorístico.

Sílvia Darnís' (hija del dibujante) explicó cómo su padre se documentaba obsesivamente y a veces incluso empleaba a su hermana Natalia, que era delgadita, como modelo de Fideo de Mileto.

Francisco Darnís (al igual que ya le sucediera a Ambrós con El Capitán Trueno) se vio obligado a usar ayuda en la colección El Jabato. De este modo Luis Ramos, Jaime Juez –de muy especial e importante contribución a la colección-, Luis Coch, Juan Escandell, Marco, Juan Martínez Osete, Manuel Carregal o Víctor Arriazu (básicamente los mismos que colaboraban en El Capitán Trueno), serían los distintos entintadores (y a menudo portadistas) de la saga una vez que la creciente cantidad de trabajo -que el éxito trajo inevitablemente consigo-, desbordase por completo a Darnís oligandolo a encargarse casi exclusivamente de los lápices.

Darnís también colaboró con José Llobera y Román Oltra en su obra Dibujo de historietas de Ediciones AFHA, aportando en una larga entrevista un análisis de su modo de trabajar y detalles de su estilo.[1]

Francísco Darnís falleció a los 56 años de una repentina embolia cerebral, apenas unos pocos meses después de que Bruguera clausurara -en su número 381- El Jabato, sin duda alguna su colección más conocida.

Víctor Mora Pujadas (n. Barcelona, 1931) es un guionista de cómics español, creador del Capitán Trueno y escritor.

La carrera de Mora en el mundo de la historieta se inicia en 1948, cuando toma el relevo de Rafael González Martínez y de Francisco González Ledesma en la serie Doctor Niebla, dibujada por Francisco Hidalgo. En 1951, crea la serie Capitán Kerr para la revista Historietas, que -cosa inusual en su trayectoria- dibujaba él mismo.

En 1956, la Editorial Bruguera, que buscaba revalidar el éxito conseguido con la historieta de Iranzo El Cachorro, acepta publicar las aventuras de un nuevo personaje creado por Mora, ambientadas en la Edad Media, naciendo así el capitán Trueno, uno de los personajes más emblemáticos de la historieta española. Mora firma los guiones de la serie como "Víctor Alcázar", y la parte gráfica es confiada a Miguel Ambrosio Zaragoza "Ambrós". La serie tiene un éxito sin precedentes, sobrepasando los 350.000 ejemplares semanales en algunos momentos.

Miembro del PSUC, ese mismo año Mora y su compañera sentimental son detenidos por la policía franquista a causa de sus actividades políticas ("masonería y comunismo", según el acta de la acusación) y pasan una breve temporada en prisión.

Dos años después, en 1958, Mora retoma la fórmula que tanto éxito le ha reportado con el Capitán Trueno, y crea una nueva serie: El Jabato, ambientada esta vez en época romana y dibujada por Francisco Darnís. Otras series con personajes parecidos son El Corsario de Hierro donde el protagonista es un navegante español del siglo XVII, época subsiguiente a la de los grandes descubrimientos geográficos y El Cosaco Verde, ambientada en Rusia.



José Gonzalez Torices

Comenzamos por comentar la edición número catorce al XIV Concurso Nacional de Cuentos José González Torices y al de Poesía La Espiga, que organiza el Ayuntamiento de Pozaldez.

Un total de 293 trabajos se han presentado a este certamen.

Entre los seleccionados, resultó vencedor el murciano de Caravaca de la Cruz Miguel Sánchez Robles, que en esta edición presentó el trabajo titulado 'Díptico de la luz y la alegría' y se alzó con el premio en la categoría de poesía.

Este mismo autor ya resultó galardonado en el año 2007.

El Jurado lo presidió el catedrático de Literatura Española en la Universidad de Valladolid Germán Vega García-Luengos, y actuaron como vocales la catedrática de Lengua Española de la UVA Andrea Herrán Santiago; Mariano García Pásaro y, como secretario, Alfonso Hernández Martín, actual presidente de la Mancomunidad Tierras de Medina. Por su parte, el premio de XIV Concurso Nacional de Cuentos José González Torices recayó en Manuel Arriezu Sada de Fustiñana (Navarra), por su relato titulado 'Abdellah'.

El 16 de octubre se entregarán estos premios de poesía y relatos en el Ayuntamiento, con la presencia del director de EL NORTE DE CASTILLA, Carlos Aganzo.

Los miembros del jurado expresaron además su satifacción por la concesión del Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa.

Manuel Arrizau Sada, natural de Fustiñana (Navarra), ha ganado el XIV Concurso Nacional de Cuentos 'José González Torices', al que han concurrido 293 obras, con su trabajo "Abdellah".

Según ha informado la organización de este concurso, el premio, convocado por el Ayuntamiento de Pozaldez, en Valladolid, y patrocinado por la empresa Helios, está dotado con 1.150 euros y una acuarela del pintor Ladislao Sanz Martín, "Ladis".

También se ha procedido al fallo del XIV Certamen Nacional de Poesía "La Espiga" cuyo premio ha recaído en Miguel Sánchez Robles, de Caravaca de la Cruz (Murcia), por su poemario "Díptico de la luz y la alegría".

Este premio, convocado también por el Ayuntamiento de Pozaldez, Valladolid, y patrocinado por Helios, está dotado con 850 euros y trofeo "La Espiga", creado por el ceramista Andrés Coello.

La entrega del galardón se efectuará a las 18.00 horas del sábado 16 de octubre en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Pozaldez. El acto académico correrá a cargo de Carlos Aganzo, director de "El Norte de Castilla". En el Centro Cívico, asimismo, la Fundación Andrés Coello expondrá "Innova 10", una de sus últimas creaciones. La entrada es libre.

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